La normativa del solar obligaba a un volumen con patios mínimos a los que daban habitaciones vivideras. Optamos (por primera vez) por ‘suicidarnos’ en público y llamar la atención con una propuesta que ponía la vida de los habitantes por encima del cumplimiento de normas absurdas, aunque eso nos costase todas las opciones de triunfo en el concurso. La menor huella de nuestro edificio permitía instalaciones deportivas y espacios verdes en un lugar en que éstos escaseaban. Y su altura lo convertiría en un marcador de la estación adyacente del tren de cercanías. Pretendía ser también el comienzo de un nuevo perfil, algo más orgulloso, para una ciudad dormitorio como Leganés, construida a una altura constante en la posguerra. La nueva torre establecía una relación ambigua, entre cercana y orgullosa, con los vecinos y visitantes de la ciudad.
Torre de VPO
Concurso público de arquitectura en Leganés
Cliente: Ayuntamiento de Leganés
Situación: Leganés
Año: 1995
Tipo: Concurso público de arquitectura para VPO