¿Qué hacer ante los tsunamis?
El 11 de marzo de 2011, un terremoto de nivel 9 en la escala Richter y el tsunami que le siguió, golpearon la costa este de Japón. Más de 18.000 personas murieron o están desaparecidas, 394.386 viviendas fueron completamente o gravemente dañadas y la infraestructura urbana casi ha desaparecido. La magnitud de la catástrofe dejó clara la necesidad de un enfoque radicalmente diferente al planeamiento urbano actual.
En los medios japoneses, a la hora de debatir sobre las soluciones necesarias para futuros desastres, se propone a menudo la reubicación de la población en zonas más altas. Esta solución implicaría abandonar las instalaciones de la pesca, turísticas y recreativas situadas cerca del mar, y la reubicación de las viviendas en los nuevos barrios construidos en las colinas. Sin embargo, esta medida impediría seguir con la economía local basada en la pesca y con otras actividades locales relacionadas con los puertos, obligando a la gente a viajar todos los días. Una preocupación adicional la constituyen los daños medioambientales que podrían resultar de la explotación de canteras en las laderas y del proceso de urbanización de las montañas. Además, sería difícil concentrar eficazmente a toda la población en alto en aquellas zonas predominantemente planas, tales como, por ejemplo, las llanuras de Sendai.
Otros proponen la creación de plataformas elevadas para así colocar las viviendas cerca de la costa, pero esta solución encierra un efecto secundario negativo, ya que las plataformas se convertirían en un obstáculo contra la necesaria continuidad del espacio público en la planta baja.
Lo que nosotros proponemos es construir topografías artificiales como lugar de evacuación, combinándolas con las unidades residenciales y formando así una montaña artificial (o ‘Satoyama » artificial, una antigua práctica japonesa de cosechar los beneficios climáticos de las laderas para mejorar las condiciones de la vivienda en las ciudades). Estas colinas protegen en su interior las instalaciones públicas esenciales, y una infraestructura de energía distribuida. La población de las áreas expuestas al tsunami será capaz de huir fácilmente en unos pocos minutos a partir del alarma, saliendo hacia las colinas artificiales situadas a intervalos regulares.
Nuestra propuesta aspira a evitar la entera sumisión al miedo del diseño urbano, de la vivienda y de la infraestructura. El nuevo ‘Satoyama Hills’ trata de mejorar la vida urbana, la vivienda y el diseño de infraestructuras, extrayendo conocimiento de las mejores prácticas tradicionales japoneses. De este modo, ofrecer una solución de escape eficiente en caso de tsunami se convierte en un subproducto perfectamente integrado.
Un prototipo y dos casos de estudio
Como prototipo de estudio proponemos crear comunidades de alrededor 5.000 personas, que incluiría un complejo – «colina» en el centro. Las dimensiones, configuración y un programa específico de cada colina artificial serán establecidos de acuerdo a las características de cada lugar. Estas colinas contendrán viviendas para cerca de 1.500 a 2.500 personas distribuidas en una sola colina, y entre 2.500 y 3.500 personas que viven a su alrededor, a 15 minutos de distancia a pie. La superficie de la colina es un parque que se puede utilizar a diario y que funcionaría como lugar de evacuación si fuera necesario. La colina combina jardines privados con vías públicas y zonas verdes, mientras que su interior alberga las instalaciones comerciales y recreativas y la infraestructura de energía creando una red de oficinas, centros médicos, guarderías, escuelas, áreas culturales y deportivas, etc., a lo largo de la costa. En caso de desastre la colina servirá como terreno elevado para la evacuación, como fuente de energía de reserva para instalaciones sanitarias y finalmente como alojamiento de emergencia.
Hemos estudiado la integración de estas colinas artificiales en dos lugares topográficamente diferentes que fueron afectadas gravemente por el tsunami: la ciudad de Ishinomaki que es casi plana, y la montañosa Kamaishi donde también hemos simulado las ventajas energéticas para una de estas comunidades de 5.000 personas.