Tras un avance presentado en la Feria ARCO 2025, la exposición «Singular es plural» de la Fundación Caja Extremadura en el Ateneo de Madrid celebra el 10º aniversario de su Premio de Artes Visuales Obra Abierta con una muestra que reúne piezas de 12 artistas de distintas generaciones, que trabajan diversos discursos y medios.
En el pabellón de FCE para ARCO, el reto fue doble: dar forma a las intenciones de la obra de Maider López —la única pieza expuesta— y al mismo tiempo insinuar una colección más amplia. En esta nueva exposición, el objetivo es revelar una colección compuesta por obras de arte muy diversas, otorgando a cada una su lugar individual dentro de un discurso y un espacio compartidos.
El diseño para la Sala Anselma, del Ateneo de Madrid, crea un espacio relativamente independiente para cada una de las obras en exposición mediante el uso de mallas de sombreo de invernadero dispuestas paralelamente. Estas pantallas se sujetan con estructuras ligeras de listones de madera que, sin embargo, configuran sombras que construyen un paisaje llamativo y frágil, haciendo memorable el acontecimiento del aniversario. Así, la exposición se convierte en la celebración de un paisaje y un espacio común.
Las salas individuales creadas para la contemplación de las distintas obras se conforman mediante ‘filtros’ que se disuelven en un paisaje de contenidos. Construidos con una estructura ligera de madera y tela traslúcida, estos elementos separan sin aislar, permitiendo conexión, unidad y continuidad entre las piezas. La disposición de espacios paralelos y consecutivos, aporta profundidad y narrativa a una sala difícil. Era imprescindible que las estructuras fueran ligeras, de fácil montaje, en muchos casos autoportantes y que no dejaran rastro. Por esta razón, su diseño es arriesgado, desenfadado y llamativo, reforzando la apariencia de no necesitar las paredes existentes.
Los ‘muros’ de tela traslúcida verde coinciden en posición entre altillo y semisótano, simulando continuidad entre ambos niveles y conformando ‘otro paisaje para otra vida’, a modo de espacios tecnificados, lúdicos, críticos y productivos que se superponen al mundo que creemos habitar.
Con paredes blancas y rincones oscuros, el verde de las pantallas completa un paisaje que evoca una bandera de Extremadura disuelta, camuflada y sugerida a lo largo del recorrido del visitante.